OPINIÓN

¿Un "tesoro" comercial? España es líder mundial en número de cepas autóctonas

miércoles, 11 de mayo de 2016

España tiene el mayor número de variedades de cepas autóctonas y diferentes del mundo, un patrimonio único que mejora la biodiversidad, ofrece oportunidades a las bodegas para elaborar vinos "rompedores" e, incluso, aporta algunas claves para mitigar el cambio climático en la viticultura.


Expertos e investigadores calculan que en el planeta existen unas 10.000 variedades "viníferas" -es decir, capaces de dar frutos con características adecuadas para la producción de vino-, cuyo origen hay que buscarlo en Europa, Asia occidental y norte de África.


A finales del siglo XIX y principios del XX se exportaron a América, Nueva Zelanda, Australia o Sudáfrica, lo que permitió crear toda una nueva economía en estos países "del nuevo mundo" del vino.


Pero, ¿es posible aún descubrir cepas nuevas? Bodegas Torres es una de las compañías que más se ha significado por buscar en el territorio variedades prefiloxéricas y rescatarlas del olvido, lo que permitirá la conservación del patrimonio vegetal en Cataluña y la elaboración de vinos diferenciales.


Las uvas recuperadas con mayor interés para la bodega, según han explicado a Efeagro fuentes de la bodega, son querol y garró -utilizadas ya en los vinos "Grans Muralles"-; "moneu" y "gonfaus" -muy resistentes al calor- y la "selma blanca".


Hace más de 30 años, Bodegas Torres comenzó a pedir ayuda a los viticultores con anuncios en la prensa local para que les informaran de aquellas vides "extrañas" o desconocidas que encontraran en los campos, para estudiarlas después en su laboratorio o bien con la ayuda de expertos o centros de investigación como el CSIC.


Era un largo camino, que implicaba certificarlas tras un análisis genético exhaustivo, "entenderlas" y ver su potencialidad vínica.


Han aislado más de 30 vides prefiloxéricas y, de éstas, 5 o 6 pueden tener una gran versatilidad e interés comercial.


En líneas globales, España es el país de la uva tempranillo -fina y aromática, en tinta- y airén -de racimos grandes y apretados, en blanca-, que figuran entre las más representativas en extensión.


Pero la lista de las tipologías que se cultivan en nuestro país -unas "nacionales" y otras importadas; blancas o tintas; de moda o en "stand by"- es larga: cabernet sauvignon, chardonnay, garnacha, macabeo, merlot, verdejo, xarello, bobal, 'gewürztraminer', godello, mencía, malvasía, monastrell, moscatel, pedro ximenez, pinot noir, queen, syrah, treixadura, zalema, parellada, hondarrabi ...


Fruto de los trabajos en prospección, localización, recuperación, y conservación de los científicos, por ejemplo, se han clasificado algunas tan raras y únicas como "ratiño" y "carrasquín".


La directora del Grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia (MBG) del CSIC, Carmen Martínez, es una de las mayores expertas tras décadas investigando y descubriendo estos "tesoros" escondidos por la geografía nacional.


El norte del país, especialmente de Asturias, Galicia y los Arribes del Duero, destacan entre las áreas con mayor biodiversidad y quién sabe si también arrojarán nuevas sorpresas a la ciencia.


"Llevo más de 30 años recuperando variedades y hemos encontrado ejemplares de más de 200 o 300 años de antigüedad", explica Martínez. "Ya tenemos 200 tipos descritos y estudiados, un número que es muy importante", agrega, aunque pueden existir "unas cuantas más", blancas y tintas, de interés para la industria.


Las investigaciones deben ser cuidadosas para describir cepas realmente "diferentes y únicas", y evitar "sinonimias", ya a veces una misma uva puede llamarse de diferentes maneras, recuerda.


Según Martínez, "ahora nos queda la segunda parte, estudiar el potencial de las mismas, reintroducirlas y que las bodegas españolas puedan utilizarlas para competir mejor en los mercados".


España es observada y, según afirma la directora, "nos llaman desde todos los países del mundo para pedirnos esas variedades que tenemos y que nadie más conoce".


Entre los casos de éxito, destaca la "albariño", que a finales de los 80 "no la conocía nadie fuera de Galicia", pero que hoy goza de creciente interés en Francia, Australia, Nueva Zelanda o EEUU.


Nuestro país tiene viñedos en zonas húmedas, en la Meseta, en las Islas o "de montaña", una riqueza que se completa con varietales que pueden aportar nuevos vinos, diversificar oferta y atraer al público internacional, ávido de probar cosas nuevas, resalta.


"Los vinos de Jerez van a seguir utilizando palomino fino y, en Rioja, la tempranillo. Pero detectamos un gran interés de las bodegas por reintroducir uvas poco conocidas y que no existen fuera de España", concluye la científica.


Un camino de largo recorrido, que no ha hecho más que comenzar


Ginés Mena

EfeAgro

 

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