Preocupación en el sector vitivinícola ante la paradoja del abandono de cultivos pese al éxito y la calidad de los vinos murcianos

El sector vitivinícola de la Región de Murcia está atravesando una situación paradójica, pues pese al éxito y la calidad de los caldos de las tres Denominaciones de Origen Protegidas --Jumilla, Yecla y Bullas--, el cultivo se está abandonando. De hecho, las estimaciones que maneja el presidente del consejo regulador la D.O. P. Bullas, Francisco Carreño, apuntan a una pérdida de un cuarto de la superficie de viñedos, al pasar de las 40.000 a las 25.000-28.000 hectáreas en los últimos diez años.

Carreño lamentó especialmente la pérdida de los llamados viñedos históricos, lo que calificó de "tragedia" para un sector consciente de que su razón de ser es la uva monastrell, pues sin ella "no somos nada". En este sentido, explicó que el abandono "drástico" de las vides en la última década se debe a la conjunción de una serie de factores, entre los que destacó la baja rentabilidad, las dificultades climáticas y el relevo generacional.

Y es que, "nuestro viñedo es muy artesanal y el trabajo que lleva no compensa en el precio tan bajo que se obtiene", apuntó Carreño, quien recordó que "se trata de un cultivo muy duro, que sufre enormemente cuando hay sequía como en los últimos años, y que si sale adelante es casi por vocación, porque es un verdadero milagro".

La dureza del campo y la escasa rentabilidad que se obtiene ha hecho que se hayan arrancado viñedos y sustituido por almendros, ya que "es más fácil de llevar y compensa", pero "para nosotros es muy doloroso ver esta situación". Así, se han puesto en marcha alternativas para incrementar los ingresos, como rutas del vino o abrir a visitantes las bodegas que, aunque están dando sus frutos, son todavía insuficientes.

Careño confesó que el sector se siente "abandonado", en especial por las administraciones, que "no parecen darle la importancia que tiene, pues la Región cuenta con algo único, como tres DOP en un mismo territorio, pero que no disponen con ayudas de ningún tipo, ni siquiera para promoción".

"Murcia es una Región asimétrica, con una gran concentración en la costa y en la vega media del Segura, y parece que en el interior y el Altiplano no se sabe lo que hay", aseveró Carreño, quien reconoció sentir tristeza por lo poco que se conocen los vinos murcianos en la propia Región. "En Alicante se vende más vino de las tres DOP nuestras que aquí", apostilló.

APAGARSE COMO UNA VELA

Asimismo, comentó que "aunque somos conscientes de que representamos poco en el PIB regional comparado con la agricultura", el sector "tiene ya hecho su diagnóstico y falta la decisión de marcar una estrategia, pero desde una planificación seria y pensando en el medio y largo plazo". "Como no se tome una decisión estratégica clave, el sector se va a ir apagando como una vela", advirtió.

Una de las propuestas que avanzó Carreño es la declaración del viñedo como patrimonio, dentro de una estrategia de sostenibilidad social y territorial, y que incluya una fórmula que permita conservar los viñedos históricos. A su juicio, "tenemos un medio ambiente y un paisaje que es una joya" y que habría que preservar para las generaciones venideras.

Otra propuesta sería apostar por la creación de unas cooperativas fuertes, ya que actualmente son mayoría los pequeños viticultores "que por su tamaño van por libre y que se encuentran con que hay mucho intermediario, y eso tira los precios para abajo". 

Como ejemplo, Carreño indicó que en la cooperativa Virgen del Rosario de Bullas, de la que él es socio, "hemos empezado a casi rozar el nivel para cubrir costes, pero esto es excepcional". "Si aquí no se han abandonado del todo los cultivos es por el componente sentimental y familiar que hay en muchas explotaciones y porque se prefiere no echar cuentas", agregó, para terminar afirmando que "el nuestro es el típico ejemplo de muchos frenos externos que impiden que el sector reaccione".