Ciencia

El IMIDA estudia cómo mejorar el proceso de alimentación de la dorada para incrementar la rentabilidad y minimizar los residuos orgánicos

miércoles, 13 de julio de 2016



El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA) estudia cómo mejorar el proceso de alimentación de la dorada (sparus aurata) para incrementar la rentabilidad y minimizar los residuos orgánicos. España es el tercer productor europeo de dorada, con cerca de 17.000 toneladas anuales. De ellas, Murcia produjo casi 4.000, y ocupó el segundo lugar en el ranking de producción de esta especie en 2013. 


Además, la Región ha sido pionera en la producción de peces marinos en jaulas flotantes y ha alcanzado considerables mejoras en el manejo, gestión del stock, alimentación y nutrición, de modo que “esta especie está plenamente consolidada para la acuicultura marina mediterránea”, según la directora del IMIDA, Juana Mulero.


En compañía de la directora general de Calidad y Evaluación Ambiental, Encarna Molina, la directora del IMIDA visitó la estación de acuicultura marina del instituto para conocer la evolución de éste y otros proyectos, así como para establecer vías de colaboración en materia medioambiental.


En la estación se han realizado experiencias para averiguar cuál es el tamaño óptimo de los pellets de pienso que deben suministrarse a las doradas en función de su talla para minimizar las pérdidas de pienso por masticado.


Así, se ha comprobado que conforme aumenta el tamaño de los pellets, el desperdicio es mayor cuanto más grande es el pez. Normalmente los fabricantes de pienso recomiendan un incremento progresivo del tamaño de los gránulos de pienso conforme los peces son más grandes.


En piscicultura, el tamaño del pienso está por lo general relacionado con el tamaño de la boca, pero en el caso de la dorada no se ha tenido en cuenta su comportamiento alimentario. A partir de simulaciones, se ha probado que modificando el régimen habitual de tamaños de pellets por otros alternativos que incluyen pellets de menor tamaño, se podría reducir la pérdida de pienso por masticado hasta en un 50 por ciento. 


De esta forma, para una producción de 1.000 toneladas anuales, estas estrategias alternativas de alimentación podrían suponer un ahorro de hasta 118.000 euros al año, según los datos aportados por el Gobierno regional.


Los investigadores del IMIDA, en colaboración con las empresas del sector, están realizando experiencias para determinar cuantitativamente las pérdidas orgánicas derivadas del cultivo de la dorada en jaulas flotantes. Los resultados del estudio, que se enmarcan en un proyecto financiado al 80 por ciento por FEDER, se presentarán próximamente en el Congreso de la Sociedad Europea de Acuicultura (Aquaculture Europe 2016) en Escocia.


El proceso de alimentación de los peces, confinados en jaulas flotantes, está condicionado por las dificultades del trabajo en mar abierto, por la disponibilidad de personal y por las limitaciones de tiempo y dedicación para realizar esta tarea. El control sobre la ingesta de los peces es menor si se compara con los sistemas de cultivo en tierra, y las tecnologías para su control no siempre están al alcance de los productores, lo que incide en el buen aprovechamiento del alimento y el vertido al mar.


COMPORTAMIENTO ALIMENTICIO


El estudio del comportamiento alimenticio puede llevar a estrategias de alimentación más eficientes y a una reducción del impacto ambiental. La dorada, en concreto, tiene un aparato masticador muy especializado y un comportamiento alimentario particular que implica un elevado grado de manipulación del alimento y genera desperdicios considerables.


Se estima que el coste de alimentación en acuicultura marina de peces se encuentra en torno al 50 por ciento de los costes totales de producción. También es conocido que el principal impacto ambiental ocasionado por el cultivo de peces deriva de los aportes orgánicos en forma de heces y, sobre todo, pienso suministrado no consumido a causa de deficiencias en el proceso de alimentación. 


En este sentido, mejorar el proceso de alimentación redundará en la disminución de los costes, la reducción de los aportes orgánicos al medio y en la rentabilidad, competitividad y sostenibilidad del sector.


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