Naturaleza

Los datos de reproducción de aves en la Albufera reflejan mejoras en el ecosistema acuático

jueves, 29 de septiembre de 2016

AveenLaAlbuferaFotoGeneralitatValenciana


Un total de 37 especies de aves dependientes del agua se han reproducido en la Albufera de Valencia en lo que va de año. Algunas, cuyos requerimientos ecológicos les permiten ser utilizadas como indicadoras de calidad del agua, han alcanzado las mejores cifras de los últimos años, como es el caso del pato colorado y la focha común. 


Los humedales artificiales del Tancat de la Pipa y Tancat de Milia son en la actualidad los espacios que acogen a un mayor número de parejas de estas especies. Los tancats son antiguos campos de arroz transformados en hábitats de agua dulce típicos del Parque Natural de la Albufera con carácter de área de de reserva. Con sus 40 hectáreas, el Tancat de la Pipa ha albergado el 60% de las parejas de focha común de toda la Albufera.


Son datos que resultan del seguimiento intensivo de las aves reproductoras nidificantes efectuado, entre abril y julio, por la Oficina de Gestión Técnica del Parque, dependiente de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, en colaboración con técnicos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) y con el apoyo del Servicio Devesa-Albufera del Ayuntamiento de Valencia.


Estos tancats públicos dedicados a la conservación de hábitats naturales son ricos en agua de buena calidad, gracias a procesos de depuración basados en la circulación a través de vegetación autóctona. Por eso, especies como el ánade friso y la focha moruna, catalogadas entre las que corren peligro de extinción en España, han escogido el Tancat de la Pipa como único lugar de reproducción en todo el parque.


Se trata, asimismo, de hábitats propicios a la alimentación de especies que, como la garceta grande, ha nidificado por primera vez en la Albufera. Lo ha hecho en un carrizal anejo al Tancat de la Pipa, donde los adultos se han alimentado durante el período de nidificación.


Por otra parte, el desarrollo de la vegetación sumergida -el mayor en tiempos recientes- que ha experimentado el lago de la Albufera durante los meses de abril y mayo, refleja una mejora del ecosistema acuático que no se producía desde los años 60, cuando la vegetación cubría gran parte del lago. Su buen estado ecológico ha permitido que se hayan reproducido en el lago hasta nueve parejas de pato colorado, cifra no registrada desde hace más de una década.


Catalogadas ambas como vulnerables en el Catálogo Valenciano de Fauna Amenazada, también muestran una tendencia estable o en aumento la garcilla cangrejera y la garza imperial. Un total de 76 parejas de ésta última han nidificado en la Albufera en 2016, cifra desconocida desde finales de los años 80. Estas aves se alimentan de pequeños peces y culebras de agua que encuentran en acequias y ambientes de vegetación natural con aguas someras.


Con estos "datos alentadores" en la mano, el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, advierte que "es necesario seguir trabajando en la mejora del estado de los ecosistemas y de la calidad de las aguas, para alcanzar los niveles de aves reproductoras existentes antiguamente en el PN de la Albufera".


Y es que hay otros datos que no son tan positivos. La colonia de garzas se mantiene en cifras similares a los últimos cuatro años, aunque habiendo perdido un 39 % del número de parejas respecto a 2011. Es la tercera colonia más importante de España y una de las más relevantes del Mediterráneo occidental, informaron fuentes del Gobierno valenciano. 


AGRICULTURA Y BIODIVERSIDAD


Tanto la garza real (278 parejas) y garceta común (909 parejas) son las especies que muestran un descenso de la población reproductora y, al mismo tiempo, una alimentación más restringida a los arrozales, al depender de peces y cangrejo rojo. Los resultados ponen de manifiesto la estrecha relación entre la agricultura y la conservación de la biodiversidad.


Debido a su íntima relación con los ecosistemas, las aves, apunta Julià Álvaro, son fieles indicadores de su estado de salud. Por eso, añade, el seguimiento a largo plazo, junto con estudios detallados sobre los aspectos que afectan a la reproducción de estas especies, representa una herramienta fundamental para identificar amenazas y medidas de gestión y conservación adecuadas sobre las poblaciones de aves. 

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