La Región de Murcia vigila 150.000 hectáreas de cultivo y descarta la "xylella"

El plan de contingencia de la Región de Murcia para prevenir la entrada de la bacteria xylella fastidiosa, en el que participan los técnicos de su Servicio de Sanidad Vegetal, incluye la inspección de más de 250 viveros y "Garden centers" y la prospección en más de 150.000 hectáreas de cultivos.

Así lo han destacado fuentes de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente de la Región de Murcia, que recuerdan que esta Comunidad, conjuntamente con el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) y el resto de las regiones colaboran en el plan de contingencia nacional para todo el Estado.

Desde la aparición de los distintos focos de Xylella en las Islas Baleares, estos controles se han intensificado, dado que se ha prohibido la salida de material vegetal sensible desde las Islas y se ha facilitado la trazabilidad de los envíos realizados a la península como la de los suministradores de material infectado.

Por tanto, "se está revisando la trazabilidad de los distintos centros de producción y comercialización existentes en la Región de Murcia", apostillan desde el Departamento.

Hasta la fecha los resultado de estos controles y prospecciones son satisfactorios y no se ha detectado la presencia de material vegetal sospechoso, pero "se están tomando muestra asintomáticas para evitar determinaciones solo visuales".

"Existe una total coordinación con el resto de las Comunidades Autónomas y del Mapama", añade la Consejería, que alaba asimismo la información que ha ido facilitando el Gobierno de Baleares sobre el movimiento de plantas y la trazabilidad de los centros afectados.

"Estas tareas de vigilancia es uno de los temas prioritarios de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, dada la importancia de esta enfermedad" y, para ello, "se está dotando al Servicio de Sanidad Vegetal de los medios humanos y técnicos para incrementar el nivel de prospección".

Especifican que este asunto ha sido abordado con el sector en la última mesa autonómica de Sanidad Vegetal, en la que se aportó la información técnica disponible y se solicitó la colaboración de los técnicos de empresas para que contribuyan a la detección precoz.

También se han redoblado los esfuerzos de puesta al día de los métodos analíticos por parte del Laboratorio Agroalimentario y de Sanidad Animal, "para disponer de las técnicas de determinación de PCR a tiempo real que aseguran el éxito de los resultados obtenidos sobre las muestras tomadas en campo".

Por su parte, valoran que el Mapama haya desarrollado una campaña informativa, en aeropuertos y puertos, de concienciación a los pasajeros de los riesgos que supone la introducción de material vegetal para un país, aspectos que son ampliamente castigados por las autoridades de otros países como Estados Unidos o Australia.

La pandemia que se está sucediendo de manera paulatina en la Unión Europea con la sucesiva aparición de brotes de Xylella fastidiosa en Italia (2013), Francia (2015), Alemania (2016) y recientemente en las Islas Baleares en diciembre de 2016 -prosigue la Consejería- "es un ejemplo claro de los riesgos fitosanitarios que se acarrean en el contexto de la globalización", afirman.

En este contexto, abogan por evitar la introducción de material vegetal sin las debidas garantías de seguridad, más aún cuando muchos de los actuales focos están asociados a la introducción de plantas de café para uso ornamental procedentes de países del continente americano con presencia de la bacteria.

La enfermedad bacteriana tiene al menos 4 subespecies, que afectan a más de 300 hospedantes, tanto especies de aprovechamiento agrícola (cítricos, vid, frutales, almendro y olivo) como ornamentales (romero, adelfa, polygala...)

Desde que la UE adoptó medidas de emergencia para evitar la dispersión de Xylella, todos los Estados han establecido programas de prospección que se desarrollan en frontera.

Gracias a estas medidas se evita la entrada de material infectado, en los productores y comercializadores de material vegetal sensible y en plantaciones agrícolas, parques, jardines, carreteras y masas forestales donde se localiza alguna de las 300 especies sensibles, concluyen desde la Consejería