Uno de los mayores placeres para el paladar es degustar un buen jamón de belllota. En cualquier época del año, el jamón es una delicia para los sentidos, pero, como todo, tiene sus secretos. Si queremos disfrutar al máximo de sus cualidades, hemos de hacer caso de los expertos y aplicar una serie de consejos.
El primero, es saber comprar. Jamones hay muchos y estafas, también, sobre todo hablando de ibéricos.; por eso es importante acudir a una tienda de confianza. Uno de los comercios online que ofrece un mejor servicio es Jamonarium. Son especialistas en jamón ibérico de bellota (entero, deshuesado o cortado), y comercializan jamones de Jabugo, Guijuelo y Extremadura. También distribuyen jamón serrano de calidad, así como quesos manchegos, embutidos y aceite de oliva, y todo con sello de garantía y al mejor precio.
Si ya tenemos el jamón, ahora toca conservarlo. En verano, este aspecto adquiere una relevancia especial, porque las temperaturas pueden afectar a las cualidades organolépticas del producto. Para empezar, conviene conservar la pieza a una temperatura que oscile entre los 22 y los 24 grados. Con más calor, la grasa tiende a fundirse e incluso puede desaparecer.
El lugar de almacenaje ha de ser fresco y resguardado del sol. Una vez empezado, si queremos evitar que se seque en exceso debemos cubrir la parte abierta con un trozo de la propia corteza. Este tocino es el mejor conservante y si encima colocamos un trapo de cocina, mejor.
Todo depende del tiempo que vayamos a tardar en consumirlo. En los restaurantes, donde el jamón se consume con rapidez, lo normal es que coloquen el jamón con la pezuña hacia arriba y empiecen a cortar por la maza (parte ancha). En el caso de los consumidores particulares, la recomendación es distinta. Como los jamones tardan más en consumirse, es preferible colocarlos en el soporte con la pezuña hacia abajo y abrirlo por la parte más curada (la babilla). Si lo hacemos al contrario, cuando lleguemos a esa zona más seca el jamón se habrá endurecido y ya no podremos cortarlo.
El momento del servicio es sumamente importante para disfrutar del jamón. Aquí van nuestros consejos:
A la hora de maridar, es mejor evitar los vinos tintos, porque son demasiado fuertes y enmascaran el sabor del jamón. La mejor opción son los blancos secos, tipo manzanilla, e incluso los cavas.