Laboral

Jornaleros estacionales extranjeros denuncian que en Alemania se incumplen medidas contra coronavirus

jueves, 14 de mayo de 2020

Trabajadores Campo Jornaleros 2 (Foto UGT FICA)



Trabajadores estacionales procedentes de diversos países europeos que viajaron a Alemania para la cosecha del espárrago han denunciado infracciones contra las normas de higiene establecidas por el gobierno para combatir la expansión el coronavirus.


Sindicatos agrícolas y medios de comunicación se han hecho eco de numerosos casos en los que las explotaciones agrícolas infringían las normativas sobre distancias de seguridad y suministro de mascarillas, jabón y desinfectante.


Después de que Alemania cerrara sus fronteras con motivo de la pandemia, el Ministerio de Agricultura alemán autorizó excepcionalmente la entrada de hasta 80.000 jornaleros comunitarios, como reacción a las quejas de los agricultores que veían peligrar sus cosechas.


Sin embargo, se decretó que los jornaleros deberían guardar 14 días de cuarentena, durante los cuales podrían trabajar pero no abandonar la explotación, algo que según denuncian sindicatos y asociaciones les vuelve todavía más vulnerables.


"No está previsto qué pasa en caso de que quieran volver a su país o dejar la explotación porque las condiciones de trabajo no se ajustan a lo acordado," explica a Efe Anna-Katharina Dietrich del Centro Berlinés de Asesoramiento para la Migración y las Buenas Prácticas Laborales (BEMA).


Según denuncia, el aislamiento y la restricción de la movilidad de los jornaleros hacen que les resulte más difícil de lo habitual reclamar el salario que les corresponde, o exigir que se cumplan las nuevas normas de higiene.


A finales del mes pasado, el BEMA hizo público el caso de 15 jornaleros rumanos que abandonaron una plantación de espárragos en Spreewald (sur de Berlín), donde no tenían la opción de lavarse las manos a lo largo de la jornada laboral y eran transportados en remolques abarrotados con hasta 40 personas.


"En Rumanía nos habían dicho que trabajaríamos por el salario mínimo y que no nos descontarían mucho por el alojamiento," explicó uno de los afectados en declaraciones al canal de televisión SWR, para agregar que pasados pocos días se negaron a seguir trabajando al no cumplirse las condiciones prometidas.


Una pareja rumana entrevistada por la televisión bávara en una explotación de espárragos en Suabia (sur de Alemania) denunció que tanto los alojamientos como el punto de distribución de comida estaban abarrotados de personas.


Ambos habían tenido reparos a la hora de viajar a Alemania en medio de la pandemia. "Pero antes que quedarnos allí y no tener con que alimentar a nuestros hijos, decidimos venir aquí a trabajar," explicó la mujer, que prefirió mantener el anonimato.


Las denuncias de malas prácticas llegaron este miércoles al Bundestag, donde la canciller Angela Merkel replicó a una pregunta del socialdemócrata Rainer Spiering remitiéndose a las "condiciones más estrictas para los empleadores" acordadas por el Gobierno, aunque admitió "carencias" con respecto al alojamiento de los temporeros.


"Garantizar que se cumplen las medidas depende de las autoridades locales y de los empleadores; cuando éste no es el caso ya indicó la ministra de Agricultura que es preciso actuar," señaló la canciller.


Sin embargo, las organizaciones que están actuando en defensa de los temporeros denuncian que, en medio de un clima de improvisación en el que no están claras las competencias de cada departamento, las inspecciones se retrasan.


NO SON CASOS AISLADOS


"No se respetan las distancias, no hay guantes, mascarillas, jabón o desinfectante," asevera en declaraciones a Efe Ruprecht Hammerschmidt, portavoz del sindicato IG BAU, quien no duda en calificar la situación a la que se enfrentan los jornaleros de "extorsión".


"Quien se queja se va a la calle y como las fronteras están cerradas no pueden volver a casa," asegura, señalando que los incidentes de infracciones contra las medidas de higiene que han aparecido en los medios no son "casos aislados".


De momento, no hay datos sobre el número de infecciones entre los 30.000 jornaleros extranjeros que han acudido a Alemania en el último mes según datos oficiales y sólo ha trascendido la muerte de un empleado rumano de 57 años con patologías previas.


"La cuestión es si el Estado se toma en serio o no el problema de reducir el numero de infecciones, destaca Hammerschmidt, que percibe una falta de voluntad política a la hora de hacer cumplir la normativa.


"Hay un doble rasero, una doble moral. Si se trata de alemanes, se les protege, si se trata de extranjeros, no," sentencia. 

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