Agricultura ecológica

Expertos piden a la UE que deje de tratar la comida como una mercancía

lunes, 19 de abril de 2021

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Una quincena de profesores de diferentes universidades europeas ha pedido a la Unión Europea (UE) que replantee la estrategia alimentaria 'Farm to Fork' (F2F), es decir, 'De la granja a la mesa', para que la comida no sea tratada como mercancía y sea considerada "un derecho humano y un bien común".


Los quince profesores están relacionados con cátedras e institutos de investigación de Alimentación y Ecología. Entre ellos figura Marta G. Rivera, directora de la cátedra de Agroecología y Sistemas Alimentarios de la Universidad de Vic (UVic-UCC), una de las firmante del informe conjunto que publica 'Nature Food'.


Los autores del informe, titulado 'Food as a commodity, human right or common good', ponen en evidencia que la estrategia europea 'Farm to Fork' aborda los alimentos "como mercancía en vez de considerarlos un derecho humano o un bien común", ha explicado Rivera.


La estrategia F2F, que reconoce las complejas interdependencias de los sistemas alimentarios, tiene por objetivo "facilitar una transición hacia un sistema alimentario sostenible", ha admitido Rivera, quien puntualiza que las recomendaciones de los asesores científicos "se han seguido sólo parcialmente y la estrategia continúa en gran parte atrapada en una narrativa que entiende la comida como mercancía".


El informe firmado por el grupo de expertos critica la estrategia F2F por "no haberse comprometido lo suficiente" y demuestra que la forma de considerar los alimentos "puede determinar el desarrollo de toda política alimentaria".


Según los profesores, el concepto de alimentación como mercancía enfatiza en que los alimentos son un bien comercializable, del que se mide sólo el valor económico según el precio de mercado.


"La narrativa de la mercantilización está ligada al desarrollo del sistema alimentario, por lo que el valor de intercambio de alimentos -el precio de mercado-, se desvincula de su valor para alimentar a la gente", añade la profesora catalana.


ACCESO JUSTO Y TRANSPARENTE


"Considerar los alimentos un derecho humano lleva a un acceso justo y transparente a los recursos necesarios para producirlos, la ausencia de explotación humana y de recursos, la presencia de múltiples compradores independientes...", abunda.


Por otra parte, entender la alimentación como un bien común, "significa que la convivencia de los alimentos sitúa la sostenibilidad en el centro del análisis, desafiando la idea de alimento como bien puramente privado", defiende Rivera.


En sus conclusiones, los autores del informe afirman que "los alimentos no son sólo un bien comercializable", por lo que deben abordarse "marcos adicionales para desarrollar un sistema alimentario más inclusivo socialmente, justo y medioambientalmente sostenible".


CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS


La transición hacia este último punto, precisan, "requerirá cambios en el proceso de formulación de políticas".


Los autores del informe son los mismos que el año pasado coescribieron el informe "Un sistema alimentario sostenible para la Unión Europea" para Science Advice for Policy by European Academies (SAPE), grupo de trabajo que forma parte del mecanismo de asesoramiento científico de la Comisión Europea.


Aquel documento analizaba las últimas evidencias científicas sobre la transición hacia un sistema alimentario sostenible y recogía las recomendaciones políticas del grupo de asesores científicos principales del Colegio de Comisarios Europeos.


GRUPO SAPE


El grupo SAPE estaba presidido por el profesor Peter Jackson, director del Instituto de Alimentación Sostenible de la Universidad de Sheffield (Reino Unido).


Jackson, junto con Marta G. Rivera, es igualmente coautor principal ahora del informe publicado en Nature Food, que también firman Jeroen Candel, de la Universidad e Investigación de Wageningen (Países Bajos); Anna Davies, del Trinity College de Dublín (Irlanda); y Hugo de Vries, del Instituto Nacional de Investigación Francés sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (INRAE) (Francia).


También lo suscriben Cristiane Deran, de la Universidad de Santa Catarina (Brasil) y de la Universidad de Cambridge (Reino Unido); Verica Dragovic-Uzelac, de la Universidad de Zagreb (Croacia); Alf Håkon Hoel, de la Universidad de Tromso (Noruega); Lotte Holm, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca); y Piergiuseppe Morone, de la Unitelma Sapienza - Universidad de Roma (Italia).


Igualmente lo rubrican Marianne Penk, de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida, Viena (Austria); Ruta Śpiewak, de la Academia Polaca de Ciencias, y del Instituto de Desarrollo Rural y Agrícola (Polonia); Katrien Termeer, de la Universidad e Investigación de Wageningen (Países Bajos); John Thøgersen, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca); y Erik Mathijs, de la Universidad de Leveun (KU Leuven) (Bélgica). 

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