OPINIÓN

Agua y Medio Ambiente

viernes, 4 de junio de 2021

FOTO OPINION FRANCISCO MARTINEZ ARROYO min


La protección y la recuperación del medio ambiente, entendidas en el sentido más amplio, son la única respuesta posible a la amenaza real a que nos enfrentamos como especie.


La descarbonización de la economía mundial, no sólo del transporte, es un paso imprescindible. Pero no es el único necesario para atenuar o, mejor aún, revertir los efectos de un crecimiento logrado, en gran medida, a expensas, y a espaldas, de la naturaleza.


En un mundo en el que coexisten las diferentes etapas de la humanidad - desde las sociedades de cazadores-recolectores que aún perviven en algunas regiones del planeta, pasando por sociedades preindustriales e industriales, hasta las avanzadas sociedades del conocimiento - la preocupación por el medio ambiente no ha estado en la agenda mundial hasta principios de los años 70 del pasado siglo.


En los últimos cincuenta años, la normativa en materia de medio ambiente se ha multiplicado por casi 40, pero no ha tenido éxito. No ha impedido que, por ejemplo, desde el año 2000 se haya duplicado la capacidad mundial de producción eléctrica procedente del carbón, fundamentalmente en India y China, a pesar del desmantelamiento progresivo de este tipo de centrales en la U.E. y EE.UU. El consumo de energía primaria en el mundo procedente de combustibles fósiles alcanzó en 2019 el abrumador porcentaje del 84,7%, lo que compromete la subida máxima de dos grados centígrados para finales de este siglo, respecto de los niveles preindustriales, establecida como objetivo en el Acuerdo de París.         

    

Según WWF, se necesitarían del orden de 4 planetas para satisfacer la demanda de recursos de una humanidad que consumiera al ritmo que lo hacen los países más ricos. La destrucción de hábitats acuáticos y terrestres, agravada por el cambio climático, ha provocado un dramático descenso de la biodiversidad, que afecta inevitablemente a nuestra propia supervivencia.


La restauración de ecosistemas, la recuperación de hábitats o la preservación de la naturaleza no pueden verse como cuestiones secundarias que han de supeditarse al desarrollo económico, menos aún como rémoras que obstaculizan este desarrollo.  


Es equivocado pensar en la transformación verde de nuestra economía como un hándicap para el progreso socioeconómico, más aún en un país como el nuestro, que posee un elevado potencial para beneficiarse de una economía verde.  Antes al contrario, el tránsito hacia una economía verde es un motor de generación de riqueza y empleo, especialmente en países del sur como España.


Muchas son las actividades que podemos desarrollar, tanto a gran escala como a pequeña escala, para favorecer la restauración ambiental y contribuir con ello al desarrollo socioeconómico. Pongamos por ejemplo la depuración de aguas residuales. No sólo ayuda a recuperar los ecosistemas hídricos y sus hábitats asociados. También genera empleo y riqueza, especialmente en el medio rural; contribuye al avance en innovación tecnológica; permite la regeneración y reutilización de residuos valiosos, como el fósforo; e incluso sirve para generar energía eléctrica.


En Castilla-La Mancha estamos plenamente involucrados en la economía circular del agua, en la utilización de la misma de manera eficiente en la agricultura, como motor de desarrollo rural y palanca del reto demográfico de la España interior, de la que formamos parte, y en su papel, imprescindible, para la mejora del medio ambiente, la restauración de ecosistemas y la mejora de nuestros humedales.


La única solución al problema global al que nos enfrentamos está en manos de todos. Cada vez es más evidente y clamorosa la finitud de nuestro planeta y la irreversibilidad del daño que estamos causando, que nos estamos causando. Aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo, pero no podemos esperar más. Debemos actuar ya, a nivel global y a nivel particular, para reducir nuestra huella ecológica y recuperar los ecosistemas que hemos alterado y de los cuales formamos parte.


Francisco Martínez Arroyo

Consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha

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