Regadíos y Abastecimientos

Regar con agua depurada, fuente de microplásticos en el suelo agro según un estudio

jueves, 20 de enero de 2022


Raquel Pu00e9rez Reveru00f3n microplasticos agua depurada riego (Foto Univ La Laguna)


Las aguas depuradas constituyen una fuente potencial de microplásticos al ser utilizadas en el riego de suelos agrícolas, según un estudio realizado en Fuerteventura por investigadores del grupo de Química Analítica Aplicada de la Universidad de la Laguna.


El estudio ha sido publicado en la revista "Science of the Total Environment" y aporta los primeros datos sobre la presencia de microplásticos en suelos agrícolas de Canarias, según informaron fuentes de la Universidad de La Laguna.


Esta investigación representa la continuación del Trabajo de Fin de Grado sobre esta materia en suelos realizado por la estudiante del Grado en Ciencias Ambientales Raquel Pérez, primera autora del artículo, y tutorizado por los profesores Javier Hernández y Francisco Javier Díaz.


En este trabajo se evaluó la presencia de microplásticos en dos tipos de suelos agrícolas de la isla de Fuerteventura regados durante cuatro años con aguas residuales depuradas y con aguas subterráneas desalinizadas.


Tanto en las aguas como en los suelos los microplásticos encontrados fueron clasificados atendiendo a su tamaño, color y forma para, posteriormente, identificar su composición mediante microscopía FTIR en la Universidad Autónoma de Madrid.


Los resultados mostraron la presencia predominante de microfibras celulósicas (no plásticas) y poliéster de colores azul y transparente, con una longitud promedio de 787 μm en las muestras de agua.


El agua subterránea presentó la concentración más baja de MPs (2,0 ± 2,0 partículas L-1) mientras que en el agua depurada se alcanzaron concentraciones de hasta 40,0 ± 19,0 partículas L-1.


Los tipos y tamaños de microplásticos encontrados en la capa superior de los suelos regados coincidieron en gran medida con los observados en las aguas, y la concentración fue tres veces mayor en los suelos regados con agua depurada que en los regados con aguas subterráneas.


Además, no se observaron microplásticos en suelos no regados ni cultivados, lo que sugiere que las actividades agrícolas podrían ser la principal fuente de este contaminante en suelos alejados de núcleos urbanos.


Los resultados ponen de manifiesto que las aguas depuradas constituyen una fuente potencial de microplásticos en suelos regados, lo que debe considerarse entre otros potenciales problemas y beneficios relacionados con el uso de esta calidad de agua en tierras agrícolas de regiones áridas.


Estos datos plantean un nuevo desafío en la economía circular, ya que la reutilización de las aguas residuales depuradas constituye una actividad fundamental en territorios áridos como Fuerteventura, donde la disponibilidad de recursos hídricos es muy limitada.


Por tanto, se requieren más estudios que evalúen a medio y largo plazo la eficacia en la eliminación de este material en las plantas de tratamiento y su potencial acumulación en suelos agrícolas.


En los últimos cinco años numerosas investigaciones han demostrado que el grado de afección en los ecosistemas terrestres debido a la contaminación por microplásticos podría ser varios órdenes de magnitud mayor que en los océanos, ha añadido la Universidad.


Estos estudios han revelado que la presencia y acumulación de microplásticos en los suelos puede afectar a diversos procesos físicos, químicos y biológicos, todos ellos extremadamente importantes para el desarrollo de numerosos servicios ecosistémicos atribuidos a los suelos.


Muchos de estos efectos nocivos están directamente relacionados con las propias partículas de este material y también con la posible liberación de aditivos plásticos tóxicos o por contaminantes persistentes y emergentes que pueden ser retenidos en su superficie mediante diferentes mecanismos.


Los suelos agrícolas son uno de los sumideros de microplásticos más relevantes en los ecosistemas terrestres, debido a la gran cantidad de productos plásticos en la agricultura convencional (por ejemplo, cubiertas de invernaderos), que eventualmente se degradan en el campo, y por la aportación a través de lodos de depuradora, compost y otras sustancias, así como con las aguas de riego. 

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