AVA-Asaja vaticina problemas ambientales por el "retraso burocrático" para quemar la paja del arroz

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) ha alertado del "grave problema" que puede producirse en La Albufera por el "retraso burocrático de la Conselleria de Agricultura y los ayuntamientos para conceder permisos, por motivos fitosanitarios, para quemar la paja del arroz".

La organización agraria ha manifestado este martes su temor a que las lluvias previstas desde este jueves hasta el lunes próximo puedan pudrir la paja, lo que, han explicado, puede provocar la aparición de aguas negras sin oxígeno, la emisión de malos olores, metano y una elevada mortandad de peces.

Según el acuerdo consensuado entre el Consell y las entidades del sector arrocero, los agricultores deben atenerse al Plan de Gestión de la Paja, que incluye indicaciones sobre la recogida de la paja en función de la zona y el año.

Sin embargo, los arroceros pueden solicitar de manera excepcional la quema de la paja en aquellas parcelas que presentan una notable afección de pyricularia, anoxia o cucat.

Desde AVA-Asaja han denunciado que, "a medida que avanzaba la siega, decenas de agricultores han ido presentando ante los Consejos Agrarios Locales sus solicitudes, pero no han podido proceder a la incineración de la paja porque no han recibido las autorizaciones después de varias semanas, incluso en algunos casos hasta un mes".

El responsable de la sectorial del arroz de la organización agraria, José Pascual Fortea, ha lamentado que “por culpa del retraso administrativo, muchos arroceros no han podido aprovechar estos días con condiciones climáticas idóneas para quemar la paja en sus campos más afectados por plagas".

Para el representante de AVA-Asaja, "ahora que va a llover, ya puede ser demasiado tarde": "A nivel agronómico, el agricultor sufrirá nuevas pérdidas de productividad el año que viene porque no ha eliminado los patógenos que sobreviven en el terreno".

"A nivel medioambiental, el parque natural se arriesga a volver a sufrir un nuevo desastre ecológico en forma de anoxia, que ennegrece las aguas y las deja sin casi oxígeno, con los malos olores y la mortandad de flora y fauna que ello comporta”, ha concluido.