Ciencia

El fuego adelanta la reproducción sexual de los pinos, según un estudio

sábado, 21 de enero de 2023


Pinar bosque de pinos (Foto MAPA)


Un equipo del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UV-GVA) ha comprobado que, en lugares con incendios forestales frecuentes, los pinos comienzan a reproducirse a edades más tempranas y ha concluido que el fuego es un factor que permite un mayor éxito reproductivo de los precoces.


Así lo han destacado desde el Centro de Investigaciones sobre Desertificación, formado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Valencia (UV) y la Generalitat Valenciana, que han estudiado las estrategias de supervivencia del pino carrasco o Pinus halepensis.


La investigación se ha centrado en trece localizaciones del Mediterráneo español y se ha concluido que, en lugares que se queman con más frecuencia, los pinos comienzan a reproducirse a edades más tempranas.


Los resultados, publicados en la revista 'Oikos', sugieren un proceso de selección de los individuos más precoces por el fuego, y tienen una aplicación directa en gestión y restauración forestal.


Los pinos se reproducen sexualmente mediante estructuras reproductivas conocidas como conos, de los que existen conos masculinos y femeninos, que se producen en el mismo árbol en ramas diferentes.


Los conos masculinos son mucho más pequeños que los femeninos, y es donde se forman los granos de polen que se liberan en la madurez, mientras que la producción de conos femeninos se inicia en invierno, preparando los óvulos para la polinización durante la primavera siguiente.


Cuando los óvulos son fecundados, se forman las semillas, que quedan protegidas en el interior del cono: se desarrollan durante dos años, aumentan de tamaño y se endurecen, convirtiéndose en piñas.


"El pino carrasco es una especie muy bien adaptada a los incendios", ha considerado la investigadora principal del estudio, Carmen Guiote Mingorance, que ha añadido que "aunque los pinos mueren tras el fuego, dejan tras de sí una gran descendencia".


En concreto, esto es posible gracias a las llamadas piñas serótinas, unas piñas que el pino mantiene cerradas hasta que el calor del fuego las abre y se liberan sus semillas.


Para que esta estrategia sea beneficiosa es necesario que los individuos alcancen la madurez sexual y comiencen a producir piñas antes de que se produzca el siguiente incendio.


La edad de primera reproducción del pino carrasco suele rondar los 10 o 15 años, pero varía entre individuos; los más precoces pueden reproducirse ya a los 4 años.


Así, el equipo del CIDE liderado por el investigador del CSIC Juli G. Pausas quiso comprobar si, en zonas con incendios muy frecuentes, hay una selección de individuos más precoces, ya que los que no han alcanzado la madurez sexual no pueden dejar descendencia tras el incendio.


"Para validar nuestra hipótesis determinamos la edad de primera reproducción y la cantidad de piñas acumuladas por cada pino en 13 localizaciones del este peninsular, la mayoría ubicadas en la Comunidad Valenciana, desde Benicàssim a Xeresa", ha explicado Pausas, que ha añadido que así comprobaron que "las poblaciones históricamente sometidas a incendios más recurrentes inician su reproducción antes que las que se han quemado poco".


Los resultados muestran que, en lugares que se queman con más frecuencia, los pinos comienzan a reproducirse a edades más tempranas, sugiriendo que se está dando un proceso de selección de individuos precoces por fuego.


"Además, el hecho de ser más precoces en la reproducción supone que acumulen más piñas a una edad determinada. Esto se traduce en un mayor éxito reproductivo de los individuos precoces, permitiendo a ha resumido Carmen Guiote.


Según los investigadores del CIDE, estos resultados tienen aplicación directa en gestión y restauración forestal.


"Si se requiere restaurar un bosque de pino carrasco o de otra especie no rebrotadora, es conveniente utilizar semillas de poblaciones que sean muy precoces en la reproducción. Esto incrementa la probabilidad de que las poblaciones puedan regenerarse tras futuros incendios", ha destacado Pausas.


Este hallazgo implica un cambio de paradigma en las prácticas de restauración, ya que hasta ahora se usaban semillas de sitos con buena calidad forestal, sin tener en cuenta su historia de incendios. 

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