EN NOMBRE PROPIO

Fernández (AEA): "China introduce su miel con resinas absorbentes a través de Rumanía y Bulgaria para sortear la normativa europea"

viernes, 5 de mayo de 2023


Mario Fernández, presidente Asociación Española de Apicultores (AEA)


Mario Fernández es un licenciado en Derecho de Madrid,  que lleva 11 años en Bubión, en la Alpujarra granadina. Y desde hace cinco años se dedica a la apicultura. 


Es presidente de AEA, Asociación Española de Apicultores, y ha puesto sobre la mesa en esta entrevista para nuestra sección 'En nombre propio', de Agrodiario, temas tan importantes y actuales como el fraude masivo de la miel china; el exceso de fitosanitarios en España; o el colapso de la agricultura si desaparecen las abejas.


1.- ¿Cuáles son los fines de la Asociación Española de Apicultores (AEA)?


Es una asociación sin ánimo de lucro y de ámbito estatal, la única que abarca todo el territorio, las demás son regionales o autonómicas. Además, esta es la única que no presta servicio a los socios, sino que sus fines sociales son la lucha por la apicultura y el mundo de las abejas, su difusión y sobre todo estar de una manera activa en todos los frentes para defender los derechos de los apicultores y de las abejas.


2.- ¿Qué actividades lleva a cabo la AEA?


La mayoría de las asociaciones dan un servicio al socio, que suelen ser beneficios a la hora de adquirir productos, o para que el veterinario resulte más económico. La AEA nunca ha dado este servicio, sino que ha sido una "asociación de pelea". 

Estamos en todos los frentes, en la pelea que hubo hace unos años #EtiquetadoClaroYa; intentamos que se cambie la política de fitosanitarios, ya que es España su uso es muy agresivo, tanto para los insectos como para los humanos; estamos junto a la embajada de Eslovenia tratando de introducir un proyecto, que la UE apoya, el "european honey breakfast", el desayuno con miel, que consiste en introducir la apicultura en todos los colegios y llegar a todos los niños de España, cerca de 20.000 colegios y 2 mill. de niños. Vamos de la mano de Eslovenia porque ellos tienen la experiencia. 

La AEA no presta un servicio directo al socio, pero sí a la apicultura en general, los socios sabemos que estamos contribuyendo a la lucha por la apicultura. 


3.- El próximo 20 de mayo es el Día Mundial de las Abejas, instituido por las Naciones Unidas para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, ¿cómo lo va a celebrar AEA?


Este día se promovió por Eslovenia, y las Naciones Unidas lo haya declarado Día Nacional de la Abeja. Nosotros estamos apoyando una iniciativa que, junto al país nórdico y la Asociación Andaluza de Apicultores, en Jaén se está preparando una mesa de trabajo con diversos actores con dos objetivos: demostrar hacia el público en general la importancia de la abeja y su relación con los ecosistemas. La polinización, que todos lo conocemos, pero no le damos el valor suficiente, no cuidamos al insecto, ni a los polinizadores; y por otro lado, presentar alternativa, presentar al final de la reunión un documento de trabajo que sea real sobre algo que es vital, el etiquetado. 


Está bien salvar a la abeja, pero sin apicultores no es posible. El tema de que haya apicultores es un tema de bolsillo, de dar viabilidad a las colmenas, que requiere un gasto. Pretendemos , AEA, la Asociación Andaluza de Apicultores y la embajada de Eslovenia, dando el protagonismo a ésta, demostrar la utilidad de la abeja y la necesidad de establecer unas guías para los apicultores europeos con el tema del fraude y el etiquetado. 


4.- Al menos desde 2013 los socios de AEA vienen denunciando el problema referente al etiquetado de la miel para evitar el dumping de la miel China, ¿qué medidas ha tomado el Gobierno? ¿Cuáles son las peticiones de AEA respecto al etiquetado?


Desde entonces ni un sólo Gobierno ha tomado ni una sola medida concreta o efectiva. Han hecho algún tipo de parche de cara a los periódicos para poder decir que están con nosotros.


Nosotros lo que defendemos siempre es un consenso que llevamos más de 56 asociaciones de toda España, no es una invención nuestra - de AEA - sino un documento con unas peticiones muy concretas que más de la mitad de los apicultores censados en España, más de 20.000 personas, conseguimos presentar en 2018; y en el Parlamento en 2019, donde nuestro documento fue votado y aprobado, pero al pasar al Gobierno el asunto ha quedado parado. 


Se aprobó la exigencia de determinar el origen donde se cosecha la miel, no de donde viene, porque la trazabilidad la hacemos todos en el mundo, con lo cual se puede determinar sin enmascarar el origen.


En Europa se está enmascarando el origen de la miel, permitido por las leyes de aduana europeas. Nosotros pedíamos que España obligara a los importadores a indicar el país donde se había cosechado la miel, no quién les vende la miel.


La segunda exigencia es algo que ahora el Gobierno airea a bombo y platillo: el porcentaje. La miel, o se presenta tal cual se saca del panal o la industria envasadora hace mezclas de miel. Ésta es el único alimento que se permite mezclar con otro que sea de su misma especie. 


De este modo se mezclan mieles muy baratas y de baja calidad con las mieles españolas; tras la mezcla se nacionaliza la miel importada como miel española y se le presenta al consumidor la imagen de que tiene un bote de miel 100% español, pero por la parte de atrás, a veces se referencia que es una mezcla. Y no sabemos el contenido real.


Nosotros sabemos que por esta argucia legal permitida por las aduanas en Europa, cuando mezclamos 501 gramos de miel española con 499 gramos de miel china, el kilo resultante es español. Y si a este kilo le añadimos otros 500 gramos de miel china, seguirá siendo español; y si añadimos otros 500 gramos, tendremos 2kg de miel española. Aunque la realidad es que sólo el 25% es de origen español. 


La industria española sí conoce los porcentajes de mezcla que usa, y esto se debe reflejar en el etiquetado, donde se refleje claramente el contenido de esa mezcla. 


Cuando compramos un producto preparado, la etiqueta nos pone el porcentaje de cada ingrediente, en los cereales, por ejemplo; se quiere hacer lo mismo con la miel para darle facilidades al consumidor.


Es curioso que no haya mieles que sean de un solo país que no sea España. No hay botes de miel que sean 100% de Argentina o China, sino que todas esas importaciones masivas se terminan mezclando y podría suceder que al final el bote contenga sólo un 5% o un 10% de miel española en realidad. 


La tercera exigencia del documento es no sobrecalentar la miel. Hay una normativa europea y otra española que copia a la primera. La europea prohíbe sobrecalentar miel, pero no se determina lo que significa esto. 


La Ciencia demuestra que si a la miel se le aplica calor se le queman los elementos básicos; polen, aromas, color, enzimas. La miel se convierte entonces en un nuevo producto muy azucarado, pero por química aplicando calor, un edulcorante.


Esta temperatura no está determinada por normativa, es decir, las envasadoras que hacen las mezclas de miel aplican calor por dos motivos, para unir mieles de distinto origen porque químicamente no son iguales y pueden granularse en momentos distintos y el contenido del bote quedaría raro con una parte sólida y otra líquida. 

Aplicando exceso de calor, las envasadoras rompen el proceso de cristalización natural de la miel, que ya nunca vuelve a producirse. Consiguen así que la miel quede para siempre líquida y con aspecto homogéneo, pero ahora sería un edulcorante. La miel debe ser densa por el paso del tiempo o un clima frío.


En España, en 1968 se aprobó el Código Alimentario que está vigente que permite a las envasadoras aplicar 70ºC para hacer las mezclas, con esto se quema el producto, a esta temperatura la miel no existe, la colmena se derretiría. Sabemos científicamente que la miel empieza a degradarse a los 45ºC, que puede soportarlo una colmena, y a partir de ahí se convierte en azúcares básicos que es lo que nos está ofreciendo el mercado.


En el documento de 2019 pedíamos esas tres cosas: que se determinara el origen de la cosecha en mieles importadas y no el país que vende. Por ejemplo, el pasado año Ucrania nos vendió miles de toneladas de miel, que es un país en guerra sin apicultores, que nos está vendiendo una miel que ha importado. 


Hay casos curiosos, como Portugal, que nos está vendiendo más miel de la que son capaces de producir. 


Horiz Panales de miel (Foto Mario Fernández, pte Asociación Española de Apicultores AEA)


5.- ¿Desde cuándo y cómo introduce China su miel en el mercado español a pesar de que nuestro país produce excedentes?


China lleva introduciendo y vendiendo miel a Europa más de 20 años, en el continente tenemos un problema de producción de miel, somos sólo capaces de producir 40 de cada 100 botes que consumimos, tenemos que traer miel de fuera. 


Cuando China entró en el mercado europeo de la miel, sustituyendo las del Caribe o Sudamérica, empezó a vender muy barato y a ser uno de los mayores productores del planeta porque aplica prácticas, seguramente, no permitidas en Europa. Comenzó introduciendo pequeñas partidas de varios miles de toneladas hasta ser el mayor exportador que tenemos.


En 2002 surgió un problema a raíz de las analíticas que se hacen generalmente a la comida que viene de fuera descubrieron que los chinos estaban utilizando un antibiótico que es ilegal en la UE, es el cloranfenicol. Éste, al ser consumido por el ser humano puede provocar cáncer, por eso la UE prohibió su uso en animales para el consumo.


En ese año se retiró el producto chino durante una cuarentena de 2 años. A partir de aquí los chinos retiraron ese medicamento de sus mieles, pero sí aparecen resinas absorbentes, que es muy extraño. Y empezaron a derivar la venta de su miel que tenía mala imagen, a hacerlo a través de terceros países, pequeños y sin tradición en producción de miel, y dentro de la UE para después venderla al resto de países. Actualmente venden a través de Rumanía y Bulgaria.


El problema es que no le decimos al consumidor el origen real de la miel, como sí se hace con otros alimentos. Si a esto le unimos el problema de la mezcla, tenemos un enorme caos en el mercado que al final se refleja en los precios. Las mieles de China vienen a un precio de 1'80 euros el kilo, y a nosotros producir en Europa nos cuesta más de 4 euros. Estamos incapacitados para pelear en el mercado, además, el consumidor tiene la creencia de que la miel es un edulcorante, con lo cual no le da el valor de alimento de gran calidad. 


Nuestro producto es tan bueno que prácticamente se vende todo y en gran parte al extranjero, es decir, la capacidad productiva del sector profesional español, esto es, de personas que tienen censadas más de 150 colmenas a su cargo y que en nuestro país son sólo 6.000 apicultores. Su miel termina en el extranjero y parte de ella mezclada para colocarla en los lineales de las grandes superficies.


El sector no profesional está compuesto por apicultores no profesionales, los que no llegan a ese número de colmenas, que son casi 33.000 personas en España. Su miel suele terminar en un circuito muy pequeño y cerrado, las mieles de pueblo. No tenemos datos oficiales de producción y venta, pero la venta directa puede estimarse en unos 10 mill. de kilos al año, tirando por lo alto, calculando cuánto puede producir cada persona, las colmenas que hay censadas y las que son productivas, etc. Mientras que sabemos que se vende tres veces más miel española al extranjero por el sector profesional.


No sólo Europa tiene un vacío de miel, sino que España también porque lo que producimos lo exportamos y tenemos que traer mieles de fuera, que a través del proceso de mezcla de la industria envasadora que da una apariencia de producto español sin serlo. 


Esto lo han provocado los chinos, pero no es un ataque directo a España porque seamos el mayor productor de Europa. Es cierto que nos quieren quitar del mercado, pero ocurre lo mismo en EEUU, pese a que todo el planeta está retrocediendo en cantidad de abejas y en producción de miel, el país asiático produce cada vez más.


La estrategia de China, que empezó hace 20 años, continúa. Incluso comenzamos a intuír que muchas de las calamidades de la abeja vienen de allí, como el parásito varroa, que apareció hace 40 años y tiene mermada la apicultura en Europa; las avispas asiáticas, que ya tenemos dos especies en España. Todo procede del comercio internacional de productos. Todo apunta a que es un plan para destruir la agricultura española y europea.


6.- El problema de la miel importada parece ir más allá, y es que en España un 41 % de las importaciones son siropes y sucedáneos de miel sometidos a tratamiento industrial, según un estudio de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), ¿qué se puede hacer para evitar esto?


Nosotros fuimos invitados en 2019 a la programa Opson de Europol, fuimos la única asociación de europa presente para hablar del fraude alimentario, ahí ya empezamos a declarar los problemas de los que he hablado. 


Entonces partíamos de un documento del Parlamento Europeo de 2018 donde se proponían 72 medidas a favor del sector apícola, brillantes y exquisitas, pero que ningún país está aplicando.


Este documento afirmaba que, según los estudios que habían realizado, 20 de cada 100 botes que entraban de China eran fraudulentos. Ahora alarma mucho que el mismo organismo diga que ya no son 2o, sino 40. Es decir, entre la pandemia y la guerra de Ucrania lo que ha aumentado es el fraude de mieles importadas. 


La miel es el tercer alimento más adulterado del planeta, es muy fácil adulterarla y muy fácil encontrar el fraude. Es tan fácil como unir 1 kilo de azúcar con otro de mile y aplicarle 70ºC para obtener un producto líquido y monocolor. Además, se le puede añadir espesantes, como harinas, edulcorantes, hasta talco. 


La única analítica que lo detecta es la resonancia magnética nuclear, que la tenemos en España, en concreto, la Universidad Complutense la aplica al fraude de la miel pero solamente para investigación y desarrollo, no para controlar las importaciones.


Es horrible que está aumentando el fraude porque va en contra del oficio, si no podemos competir y vender nuestra miel, las personas van a abandonar las colmenas, y no se trata de un problema de producción de miel, es que si no hay abejas en España no hay polinización. Tenemos casi 3 mill. de colmenas que garantizan la fecundidad de todo lo que vemos. 


7.- Entre la competencia de la miel adulterada con producto de China y la nefasta campaña de 2022 debida al intenso calor y la subida de los costes, usted ha declarado en alguna ocasión que el sector apícola español está en riesgo, ¿qué perjuicios ocasionaría una desaparición del sector en nuestro país?


Hay uno enorme que la UE reconoce en el documento de 2018, es la agricultura, lo primero que va a perder el ser humano. Prácticamente tres de cada cuatro alimentos que hay en el supermercado dependen directa o indirectamente de los polinizadores, y en especial de las abejas de miel, que es el único polinizador que somos capaces de reproducir y cuidar.


Si el apicultor deja de existir vamos a ver la falta de comida en los supermercados, sólo veremos los alimentos que no necesitan de los polinizadores. Deberíamos olvidarnos de la verdura y la fruta. 


La familia de los polinizadores es muy grande en España, ya sólo de abejas hay 20.000 familias, pero si la abeja de miel, que es la que trabajamos y cuidamos, lo está pasando muy mal, ¿qué le estará pasando al resto de insectos polinizadores? Es un gran problema porque el segundo colapso tras la desaparición de la comida sería la desaparición de ocho de cada diez plantas de cualquier paisaje de Europa. Y sobre todo en España, con su riqueza botánica, supondría ver montañas peladas.


El problema de que desaparezcan las abejas es que es una llave vital en el engranaje de los ecosistemas. El riesgo es que la apicultura profesional no tiene relevo generacional y se van a perder millones de colmenas en España. Los no profesionales no tienen ayudas y abandonan.


El negocio de la abeja no es sólo la miel, también es la cera, propóleo, veneno, polen, y el "apiturismo", que en países como Eslovenia empezó hace mucho y aquí incipiente. También está el negocio de la madera, engranajes, cristal, etc. La agricultura es un negocio que corre riesgo de desaparecer junto a miles de puestos de trabajo, la naturaleza y nuestro alimento.


8.- La Conferencia Sectorial Agrícola ha dado 4,4 mill. euros a las CCAA para la Intervención Sectorial Apícola, ¿se gestionan este tipo de ayudas de igual manera en todas las CCAA?


No. Se comunica por los políticos todo lo que se da al sector, pero hablan sólo de los profesionales, las ayudas públicas sólo llegan a estos, dejando fuera a 33.000 personas. 


Y el reparto no es igual en todas las CCAA, en Andalucía llegan ayudas a muchos apicultores porque hay muchos profesionales, pero en el norte hay pocos. No son ayudas homogéneas en todo el territorio, ni por cuantía, ni por requisitos, con lo cual es un desbarajuste para los apicultores. 


No sirve de nada dar ayudas para luchar contra el varroa si se dejan a 33.000 apicultores - no profesionales - fuera porque las personas que lo tienen de hobby quizás no tengan dinero para comprar el medicamento, y el apicultor que está al lado, por mucho que gaste miles de euros en curar su colmenar, a los dos meses los va a tener infestados de varroa de nuevo.


Estos cuatro millones de euros en ayudas los apluadimos desde AEA, creemos que son insuficientes, porque ya el documento del Parlamento Europeo de 2018 proponía aumentar el Plan Apícola Nacional en más del doble. No sólo llegan tarde, sino que apuestan poco por la apicultura porque los medicamentos son caros y no incluyen a todos los apicultores. La AEA se queda con una sensación agridulce. Otra vez obvian millones de colmenas y apicultores no profesionales que si no estuvieran, los pueblos cercanos se quedarían sin agricultura de autoconsumo .


Esto demuestra el desconocimiento de la Administración Pública Estatal y Autonómica, donde se ayuda a los profesionales, pero en la que los apicultores no sean ruidosos o haya pocos profesionales no se les va a tener en cuenta. 


La clase política no sabe lo que es una abeja y desarrolla leyes son contar con  los apicultores, sólo con sindicatos agrarios que representan a una parte muy pequeña de los profesionales. Hay un sonido que nunca escuchan, que es el de la abeja y los apicultores. 


Abeja melífera miel (Foto Mario Fernández, pte Asociación Española de Apicultores AEA)


9.- El pasado 13 de abril usted participó la jornada online "La plaga de los plaguicidas: Paremos los plaguicidas industriales por nuestra salud y la del planeta", organizada por SEAE - Sociedad Española de Agricultura Ecológica -, además, AEA es miembro de la "Red para la prohibición de los plaguicidas neurotóxicos (RPPPN)", ¿qué acciones se están llevando a cabo actualmente para erradicar los plaguicidas neonicotinoides y fenilpirazoles a nivel europeo?


Europa va por un lado y España por otro. Existe un plan europeo para salvar a los polinizadores y entiende el daño que los fitosanitarios producen a aquellos. Estos productos atacan a todo por igual, la plaga y los demás insectos que haya en la zona. Europa trata de eliminar los más agresivos y de bajar la tasa de daño.


Y tenemos a España que es el lobby de los fitosanitarios, se consumen de manera desproporcionada, con tasas de consumo que superan las de países más grandes que nosotros, de productos prohibidos en Europa, pero aquí con moratorias.


Además, tenemos una Administración muy descuidada, que utiliza el glifosato en todas las carreteras y parques de España, aunque se sabe que es cancerígeno y en retroceso en Europa. Este producto acaba en las aguas subterráneas y acaba en la agricultura cercana a las carreteras y acaba en los alimentos, aunque sea en dosis bajas.


España tiene más de 400 substancias químicas autorizadas, al coger las bases de datos de AESAN - Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición - y ver las consecuencias de cada uno de ellos en los insectos, que da patente que nueve de cada diez elimina a los polinizadores. 


Ni siquiera nuestra política agraria es consecuente con lo que está haciendo, porque nuestra producción no está destinada a ser consumida por el español, se vende al extranjero; e importamos alimentos que vienen de países con menos controles aún. Estamos contaminando nuestros suelos y ni siquiera la justificación es porque necesitamos esa comida para sobrevivir, sino porque es el negocio de cuatro. Contaminar el suelo, los acuíferos, matar a los polinizadores a base de químicos y monocultivos es lo que nos tenemos que comer el resto de los españoles. Esto es una bomba de relojería que cuando explote nos va a afectar a todos, excepto a los cuatro que se habrán forrado y se irán a otro lado porque el país será inhabitable.


El problema de los fitosanitarios en España es grave porque el Gobierno dice una cosa, pero la realidad de las leyes es otra. Por mucho que se hable de  Ministerio de Transición Ecológica, "transición verde", la realidad no es esta.


Hace unos meses se discutió en Europa la tasa de muerte de polinizadores que se iba a tolerar con los pesticidas, se hablaba entre el 7-10% de los insectos; lo que es una barbaridad, imaginen que se lo proponen a un ganadero con sus vacas, que cada año va a perder el 10% de su ganado; en España, el ministro de agricultura propuso un 20% de mortalidad para que el negocio de vender verdura a Europa pueda funcionar. Es una vergüenza. El agricultor no es consciente de lo que está echando al campo y de lo que está provocando.


Cuando los apicultores informamos de esto a los agricultores la respuesta sistemática es que cojamos las colmenas y nos vayamos a otro lado. Ya sólo nos queda alta mar para trabajar tranquilos. La locura ha llegado a Valencia con el decreto de la pinyolà, que obliga durante el período de floración del naranjo a poner las colmenas a más de 3km de la explotación, bajo multa de 60.000 euros. Multan a la biodiversidad para producir naranjas sin pepitas que se exportarán para equilibrar la balanza de pagos. Es catastrófico.


10.- ¿Está controlado el problema del Avispón Asiático (Vespa velutina nigrithorax) en el Principado de Asturias, que amenazaba a la raza autóctona desde 2018 al menos? ¿Qué otros problemas atenazan a las abejas españolas?


Las dos especies de avispa asiática, la Vespa velutina nigrithorax está en el norte; y la Vespa orientalis se da en el sur y es de color rojizo. Esta entró hace dos años por el puerto de Algeciras y está sin control en Cádiz, Málaga y va por la Serranía de Ronda. Cuando llegue otoño empezaremos a saber hasta dónde ha avanzado. 


Estas avispas asiáticas son especies invasoras, muy adaptadas a su ecosistema y especializadas en la depredación de abejas. Cuando apareció por Francia y norte de España, donde la apicultura no es profesional no se les escucha. Pero el problema se ha hecho evidente porque ataca al ser humano y a los frutales. 


Hay una pelea por intentar mitigar los daños, pero unas provincias actúan y otras no, con lo cual no sirve de nada. Lo mismo que la varroa. El Gobierno de la nación pasa, porque hasta que no tengan el avispero dentro del Congreso no se van a enterar del problema. En el sur comenzarán las quejas cuando las avispas se acerquen a las plantaciones de frutales, sobre todo a la campiña de Jerez y a peligrar el vino. Ahí sí actuará la Administración Autonómica y de Cádiz a actuar.


La Administración, que es la garante de todo el Estado, es la que tiene que invertir dinero e investigar cómo acabar con la avispa asiática e implementar la solución; y tomar medidas para que no se extienda, de lo contrario será camila varroa que la estamos sufriendo 40 años. 


La avispa asiática, los fitosanitarios, monocultivos, sequía, cambio climático, falta de relevo generacional, fraude masivo en la miel, varroa, el colapso de la abeja sigue en marcha. El problema es que la Administración no sabe que es la abeja, ni la apicultura y no nos quieren escuchar.


EN NOMBRE PROPIO:


Un lugar de vacaciones: la montaña.

Una comida: la miel. 

Género de cine: documental.

Actividad para desconectar: apicultura. 

Un sueño para el sector: que nos escuchen.

Una fiesta en el año: Día Mundial de la Abeja, 20 de mayo.

Un valor: la familia porque la abeja es familia.

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