Sureste

Las rosas verdes, el tesoro desconocido de Santomera

viernes, 20 de mayo de 2016


La rosa verde, también conocida como rosa china verdiflora ('rosa chinenensis viridiflora'), es uno de esos ejemplares raros y escasos de la naturaleza. Su singular belleza y su extraño porte hacen de ella un objeto de coleccionista para los amantes de las rosas, que ven en ella una joya. Y una de esas joyas se conserva en Santomera, como un tesoro desconocido a la espera de ser descubierto.


La excepcional historia que se esconde tras estas rosas verdes hace que uno de los vecinos del municipio, Manuel García Sánchez, esté investigando y recopilando información al respecto, con el convencimiento de que la singularidad de estas flores pueden convertirlas en "seña de identidad del municipio, en un orgullo para la localidad, poniendo el nombre de la ciudad donde se merece", explicó.


La de Santomera es, según las averiguaciones de García Sánchez, la única rosa china verdiflora de España. En Europa, hay solo unos pocos ejemplares en el norte de Italia, y también son contadas las que hay en Estados Unidos o Australia. 


Pero lo realmente fascinante de esta rosa verde es el relato que la envuelve, pues aunque la primera noticia que se conoce de estas rosas es de 1743, la de Santomera proviene de la Exposición Universal de París de 1856, donde se presentaron al público. García Sánchez detalló que fue Juan Murcia Villalonga, biznieto del primer Murcia asentado en Santomera, quien trajo la planta a la localidad. Su nieto, un médico muy respetado internacionalmente y conocido en la localidad como don Claudio, era un verdadero amante de la naturaleza y se encargó no sólo de conservar las rosas, sino de crear en la finca de recreo que poseía un variado y espectacular jardín.


García Sánchez comentó que "por desgracia, existe una historia oculta de las rosas verdes", pues aquel rico vergel conocido como Jardín de don Claudio, está prácticamente desaparecido. "No queda ni un 5 por ciento de lo que había, ni de las plantas, ni de la arquitectura". Como ejemplo, "el ficus de 160 años está seco y es un cadáver en la vía pública, las yucas se están secando y, por supuesto, también las rosas verdes que estaban allí", lamentó. 


Sin embargo, el capataz continuó cuidando de las rosas, consciente del legado que serían algún día para la localidad. Y es que, Manuel García Peña amaba profundamente Santomera, ciudad que lo nombró Hijo Adoptivo por su contribución a la creación del municipio. De hecho, el propio don Claudio llegó a decir que si estas rosas siguen entre nosotros es "gracias a la mejor persona que he conocido --en alusión a su capataz--; sin él nada hubiera sido posible", contó García Sánchez.


Su buen hacer, traspasado de generación en generación, hizo posible que un ejemplar de esas rosas verdes siga actualmente vivo, pese a las enormes dificultades que entraña, pues aunque es una planta muy resistente, es estéril y se reproduce por esquejes. "Es una superviviente nata, pero hay que ayudarla, porque nada vive para siempre", aseveró García Sánchez.


PLANTA ESTÉRIL CON OLOR A PIMIENTA


Las investigaciones de García Sánchez desvelan que la rosa verde nació de una mutación fortuita de la rosa china, y que empezó a comercializarse por una empresa británica en 1856. Entre sus singularidades destaca su color (un verde estacional, cuyos bordes van evolucionando hacia un rojo oxidado con el paso del tiempo), su ligero olor a pimienta, y su ausencia de pétalos, ya que solo tiene sépalos.


"Es todo un privilegio a nivel mundial", recalcó García Sánchez, a quien le gustaría que la rosa verde acabara siendo una seña de identidad de Santomera, "como las naranjas del Obispo". La verdiflora simboliza esperanza, fertilidad, crecimiento y buena voluntad.


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